La inteligencia emocional ha sido unos de los descubrimientos más interesantes realizados en la última década sobre la emoción.
La inteligencia intrapersonal y emocional se refiere al conocimiento de los estados internos de las personas; el acceso a la propia vida emocional y a la gama de sentimientos, la capacidad de efectuar discriminaciones entre las emociones y finalmente de ponerles nombres y recurrir a ellas como medio de interpretar y orientar la propia conducta.
Una persona con buena inteligencia emocional intrapersonal posee un modelo viable y eficaz de sí mismo. Puesto que esta inteligencia es la más privada precisa de la evidencia del lenguaje, la música u otras formas más expresivas de inteligencia, para poder ser observada en funcionamiento.
La inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, la perseverancia, la empatía y la agilidad mental. Ellas configuran rasgos de carácter tales como la autodisciplina, la compasión que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación social (Puente,1999).
El término Inteligencia Emocional fue utilizado por primera vez en 1990 por Peter Salovey y John Mayer, quienes definen a la I. E. como: "la capacidad de controlar y regular las emociones de uno mismo para resolver los problemas de manera pacífica, obteniendo un bienestar para sí mismo y para los demás"; es también guía del pensamiento y de la acción.
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